miércoles, 29 de julio de 2009

Pensamientos escogidos en torno al arte (II)


He querido reunir aquí un hermoso racimo de pensamientos, que sin orden aparente, hacen un recorrido por los aspectos más esenciales del Arte y la Belleza, recogidos de filósofos, pensadores y artistas, que abrieron un canal de compresión y una via de accesit del misterio del Arte. Son el fruto de lecturas y notas durante algunos años, y sin duda se podrían añadir muchos más, pero su contenido creo que puede ayudar a potenciar en cada cual esa sensibilidad latente o activa hacia lo bello, o recrearnos en reflexiones que nos permitan “ver”, como en el arte, aspectos invisibles y profundos de la vida y la naturaleza humana.

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“Arte: se llama así a la ejecución sensible de las intuiciones estéticas.” (J.A.Livraga)


“Arte no es otra cosa que la taumaturgia de hacer aparecer ante los sentidos lo que el Artista percibe con otros “sentidos” en dimensiones armónicas y terribles.

El Genio pule aristas, redondea las cosas para hacerlas adaptables a los ojos de los humanos de manos frágiles, ojos pequeños y oídos limitados. Es el “Puente de Oro” entre los Arquetipos de la Belleza y nuestras miserias humanas, doradas súbitamente por la luz de las musas.” (J.A.Livraga)


“ El espectáculo de lo bello, en cualquier forma en que se presente, levanta la mente a nobles aspiraciones.”(Bécquer)


“Si miráramos siempre al cielo acabaríamos por tener alas.” (Flaubert)


“La belleza reside en el corazón de quien la contempla.” (Albert Einstein)


“Cuando las cosas no van bien, nada como cerrar los ojos y evocar internamente una obra bella.” (Maurois)


“Si quitaseis de nuestros corazones el amor a lo bello, nos quitaríais el encanto de vivir.” (Rousseau)


“¿Cómo veremos esta belleza inmensa que queda de alguna manera en el interior de los santuarios y que no se adelanta hacia fuera para dejarse ver por los profanos?

Aquel que pueda que vaya y la siga hasta su intimidad, que abandone la visión de los ojos y no se dé la vuelta hacia el brillo de los cuerpos que admiraba antes. Porque si vemos las bellezas corporales no hay que correr hacia ellas, sino saber que son imágenes, huellas, sombras; y que hay que huir hacia esa belleza de la cual son imágenes.

¿Qué ve entonces ese ojo interno?

Desde su despertar no puede ver bien los objetos brillantes. Hay que acostumbrar al alma misma a ver primero las bellas ocupaciones, luego las bellas obras, no las que ejecutan las artes, sino las de los hombres de bien. Luego hay que ver el alma de los que ejecutan bellas obras. ¿Cómo podemos ver esa belleza del alma buena? Vuelve a ti mismo y mira; si todavía no ves la belleza en ti, haz como el escultor de una estatua: él quita lo superfluo, endereza lo que es oblicuo, limpia lo que es oscuro para hacerlo brillante; y no dejes de esculpir tu propia estatua hasta que el resplandor divino de la virtud se manifieste, hasta que veas la templanza sentada en su trono sagrado.”

(Plotino, Enéada 1,68, “de lo bello”)


“Conviene que el que quiera proceder con acierto en este camino, comience desde que es joven por despertar a los cuerpos bellos y en primer lugar a un solo cuerpo y siembre así bellas máximas. Luego debe comprender enseguida que la belleza que hay en un cuerpo cualquiera es hermana de la que hay en otro, y que si ha de ir en persecución de la belleza en su idea misma, será mucha necedad no considerar como una sola y una misma belleza la que existe entre los cuerpos. Cuando se haya penetrado de este pensamiento se constituirá en amante de todos los cuerpos bellos y cederá en la vehemencia de su amor a uno solo, despreciando y teniendo en poco este amor exclusivo.

Después de esto deberá refutar la belleza del alma, más estimable que la del cuerpo, de modo que si encuentra un alma convenientemente dispuesta, aunque su cuerpo no sea de gran hermosura, será el devoto constante de ella y dará nacimiento a pensamientos que enseñarán y fortificarán el carácter, a fin de que, precisado a contemplar la belleza en las acciones y en las leyes, conozca que toda belleza es congénere consigo misma, para que estime como muy poca cosa la belleza del cuerpo.

De la contemplación de las acciones, se elevará a la de las ciencias, a fin de que vea también la belleza de las ciencias y dirigiendo su mirada a una más amplia belleza no se esclavice, limitándose a la belleza de una sola como el amante servil que ama a la belleza de una joven o de un hombre, o de una sola acción, ni se haga un vil y mezquino amante, sino que volviéndose a contemplar el inmenso piélago de belleza, produzca renovados, bellos y magníficos pensamientos y discursos en una abundante y rica filosofía, hasta que su espíritu, robusteciéndose y creciendo en ella, llegue a contemplar una sola ciencia, que es la ciencia de la belleza.

Procura ahora Sócrates prestarme la mayor atención posible. El que contemplando por su orden y como es debido los objetos bellos, haya sido conducido aquí en los misterios del amor, llegando ya entonces al último grado de la iniciación, de pronto verá presentarse a su vista una Belleza de naturaleza admirabilísima; ésta es Sócrates, aquélla por la que han sido todas nuestras procedentes fatigas: Belleza eterna, increada, imperecedera, que ni nace ni perece, ni crece ni decrece: Belleza que no es en parte bella y en parte fea; ni bella en un tiempo y fea en otro; ni bella con relación a una cosa y fea con relación a otra; ni bella aquí y allí fea; ni bella para unos y fea para otros. Ni se le presentará la belleza como una cara, ni como manos, ni como cualquier forma corpórea; tampoco como pensamiento cualquiera, ni como una ciencia determinada, ni residiendo en otra cosa que ella misma, en un animal, en la tierra, en el cielo, ni en otra parte cualquiera, sino que subsiste ella en sí misma, eternamente idéntica consigo; Belleza de la que participan todos las demás Bellezas, de una manera tal, que ya nazcan o perezcan todas ellas, no por eso la belleza es, en sí, mayor o menor, ni sufre variación alguna.”

(Platón, El Banquete)


“Arte, verdaderamente Arte, es aquella belleza, armonía pura, que ilumina y eleva, haciendo vibrar lo mejor de nosotros. Todo aquello que exalta las bajas pasiones, la arritmia, la violencia y la ignorante desesperación, no es Arte.”

(J.A.Livraga)


“El hombre se ha servido siempre del arte como un medio para tener conciencia de las ideas e intereses más sublimes de su espíritu. Los pueblos han depositado sus concepciones más elevadas en las producciones del arte, las han manifestado y han tomado conciencia de ellas por medio del arte. La Sabiduría y la Religión están concretadas en las formas creadas por el arte, quien nos ha entregado la clave gracias a la cual estamos en condiciones de comprender la sabiduría y la religión de muchos pueblos.”

(Hegel)


“El arte es el que nos ofrece apreciaciones de las formas universales, haciéndolas aparentes y sensibles.”

(Hegel)


“Lo que buscamos en el arte, lo mismo que en el pensamiento, es la verdad.”

(Hegel)


“Despertar el alma: tal es, según dice, el objetivo final del arte... su objetivo consiste en revelar al alma toda lo que encierra de esencial, grande, sublime, respetable y verdadero.”

(Hegel)


“El Arte no solamente debe ser una expresión del hombre en un estado de conciencia determinado, sino que debe ser una captación de un misterio cósmico y un misterio humano.”

(J.A.Livraga)


“El acceso permanente a los mundo estéticos es privativo de las almas estéticas.” (J.A.Livraga)

“La inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando.”

(Picasso)


“El que tiene imaginación y no se educa, tiene alas pero no tiene pies.”

(Barón de Montesquieu)


“Vivimos en un océano de vida, inconscientes de la mayor parte de la belleza que pertenece a las manifestaciones más significativas de la vida; lo perdemos porque sólo nos interesa buscar el placer en los niveles físico y psíquico, lo cual resulta intrínsecamente superficial.”

(Sri Ram)


“Sólo una conciencia pura que sea imparcial y serena puede reflejar cada cosa como un espejo sin mácula, saber espontáneamente qué es bello y responder con su integridad.” (Sri Ram)


“Consideremos una cuerda de una longitud dada. Hagámosla vibrar: producirá un sonido. Sujetemos la cuerda por un punto medio, y hagámosla vibrar de nuevo: ahora producirá un sonido una octava más alto. La división en dos da como resultado una analogía de la unidad original...entre la nota original y su octava hay siete intervalos, siete etapas desiguales que –pese a su desigualdad- el oído interpreta como “armónicas”.

Dichas notas representan momentos de reposo en el descenso de la unidad hacia la pluralidad. Se puede decir que el universo creado “ocurre” entre el uno y el dos, y la armonía evoca en nosotros una conciencia instintiva (e incluso un anhelo) de la unidad de la que aquélla se deriva. La armonía es la remembranza de la unidad.

Y el arte que se basa en principios armónicos despierta en nosotros el sentimiento de unidad y del orden cósmico o divino.” (John Anthony West)

Extraido del libro:
EL ARTE Y LA BELLEZA
Edt. N.A. ISBN: 84-96369-11-0
Miguel Angel Padilla


3 comentarios:

Ana dijo...

Preciosas frases...Y muy acertadas...
Muchos besos.

Anónimo dijo...

Bellísimo

Anónimo dijo...

Excelente, gracias